Yo venía del Heavy, a mi me gustaba el metal, más que nada grupos de afuera hasta que conocí a Hermética. Para mi, el mundo cambió cuando conocí a Iorio, porque encontré la potencia de las bandas de afuera pero con letras que me partían la cabeza, Iorio me contaba las miserias que sufría, lo hijo de puta del sistema, como todo daba vueltas y la plata siempre caía en las manos de los de arriba. Desde que escuché Hermética sentí que todo lo malo que se vivía en los barrios de laburantes como el mío, el de mi viejo se hacían canción en la voz de Iorio. Los Redondos? Los Redondos para mi no existían, eran un grupo más de rock, la verdad poco y nada de atención les había prestado.
Pero, todo tiene un quiebre y fue cuando Hermética canta "Vencedores vencidos". En ese momento algo me quebró la cabeza. Fue como un golpe seco, como si te batearon en el medio del mate y tu cerebro sale disparado para que desde ese momento tu corazón domine tu vida. No fue instantáneo, no. Lo escuché, me gustó como sonó, pero después me senté me tomé mi tiempo, me puse a escuchar paso a paso la letra. A desarmarla, a saborearla. Palabra por palabra era increíble como la canción me iba abrazando, se iba apoderando de mi. La escuché todo el día. Juro que de a ratos me paraba y me movía de acá para allá en la pieza, de a ratos me sentaba casi sin poder levantarme. Miles de sensaciones que me pasaban con una diferencia de minutos. En ese momento dije: "para, Los Redondos no son un grupo más". Inmediatamente me empecé a conectar con gente de mi barrio que los seguía, que tenía varios cassettes, temas en vivo y hasta algún que otro cd original para poder leer bien las letras.
Con el tiempo entendí mejor todo, soy de un barrio de laburantes, clase media tirando a nunca llegamos a fin de mes. Mi viejo es un ex-combatiente de Malvinas, obvio un poco loco pero un guerrero de la vida, changuea desde siempre, nunca se quedó quieto, hizo de todo y desde que vino de allá trabaja como albañil en la obra que encuentra. Y mira que le ha tocado caminar para buscar trabajo, pero nunca nos faltó el pan. En fin, fui juntando monedas hasta que junte para comprarme un cd. cuando vi que tenía los veinte pesos, agarre la bici y sin parar llegué a la disquería.
-Que buscas?- me dijo el pibe que atendía.
-Quiero el CD de Los Redondos, el que tiene "Vencedores Vencidos".-
Extrañamente sonrió como diciendo "no sabes a donde te metes".
Al llegar a la caja me di cuenta que no me alcanzaba, me faltaban moneditas, pero el mismo empleado me dijo: "deja, no importa, me lo debes". Lo más raro es que no lo conocía y él me hablaba como si fuera cliente de toda la vida. De hecho en el camino hasta la caja me iba contando su fanatismo por el Indio, sus letras, la guitarra de Skay, que los seguía a todos lados y parecía que no quería dejar de contarme todo lo que le pasaba con respecto a la banda.
Lo último que me dijo fue: "disfrutalo y espero que pronto vengas a comprar Oktubre".
"Dale, espero juntar la plata rápido"- Le contesté preguntándome por dentro que era Oktubre?
Les repito que hasta ese momento para mi los redondos eran todavía desconocidos.
Llegué y me instalé en la pieza, como si nunca más fuera a salir. Agarré un sandguche de lo que había en la heladera, acompañado del botellón de agua más frío que vi y me senté a lado del equipo listo para vivir algo totalmente nuevo, parte por la manija que me había dado el de la disquería, parte por lo que había sentido al escuchar "Vencedores.."
Me senté al borde de la cama y de corrido escuché el disco. Fue todo anormal, todo nuevo, no entendía ni la mitad de las frases pero a la vez sentía millones de cosas al escucharlas. A pesar de ser fanático de música mucho más potente, que anteriormente al rock lo sentía muy "suavecito", de golpe escuchando esto sentía mucha potencia en temas como Masacre o Noticias de ayer. Viste esas ganas de romper todo que te dan al escuchar el heavy metal más duro, bueno, acá las sentía al escuchar "Todo preso es político" o "Vamos las bandas".
Sentía que hablaba de mi, de mi viejo, de mis vecinos, de mis amigos. De la gente que parece que nace sabiendo que nunca va a salir de pobre. Todo transcurrió así hasta llegar a "Todo un palo".
Nunca me había pasado de llorar durante una canción, pero al escuchar esos solos de saxo y de guitarra, que seguían después de esa letra tan simple y tan perfecta se me caían las lágrimas. Me hablaba de que el futuro no es más que un palo y yo lo vivía, porque yo sabía que no tenía futuro, no iba a ser arquitecto como soñé de chico, lo más cerca que iba a estar de eso es si mi viejo me llevaba con él a alguna obra. Me di cuenta que a pesar de no ser adulto, ya mi destino estaba marcado y no era más que un golpe, un palo, un laburante más que con suerte aspira a llegar a fin de mes.
"Todo un palo" pareció resumir mi vida en 7 minutos y ese momento no me lo olvidé más. Después vino el fanatismo, la enfermedad, seguirlos. Junté para comprarme "Oktubre" y cuando fui no lo tenían, me compré "Gulp!" y Matías, el empleado de la disquería me prestó Oktubre más dos cassettes grabados de recitales que tenía ahí. Nos hicimos amigos y me llevo a un par de Obras.
Hoy cuando puedo voy a ver a Skay o al Indio. Cuesta y me he perdido muchos recitales, tengo familia, entonces hay otras prioridades, como la olla, jajajaja. Igual todavía sigo sintiendo lo mismo, cuando sale la fecha, cuando te das cuenta que no podes ir y te enojas como un chico, cuando llegas al predio. Son cosas que se sienten, no se pueden explicar, se viven, se te pone la piel de gallina, te emocionas, conoces gente. Y saben que? Todavía tengo los mismos cds de aquella época, los presté, los recuperé, me prestaron, y ahí están. En la repisa, ahora ya no se usan porque los tengo en MP3, pero cada tanto los saco, saco los libritos con las letras, los miro, me acuerdo de cosas. Y todavía tengo el Oktubre de Matías, al final me lo regaló antes de irse a España. Ahora cada tanto hablamos por face, sigue sintiendo lo mismo que hace más de 20 años. Cuando empezamos a hablar es un "como anda la familia" e inmediatamente "Se sabe cuando toca el Indio? Vas a Olavarría? Saca disco nuevo? y ahí empieza las horas de charla sobre Los Redondos. Y ya le dije, más vale que la próxima vez que toque el Indio junte la plata y se venga, aunque sea una semana, así revivimos viejas épocas y comemos un asado bien argentino, con ricoteros, con fernet, en la calle, escuchando "Todo un palo" y sintiendo eso que todavía no pudimos explicar pero calculo por lo que dicen muchos y por como lo vivimos que se llama pasión.
Pablo.
P.D.: Sigo laburando de albañil, jajajajaja. Abrazo Redondo.
BIENVENIDOS AL GHETTO
Ya no estás solo, estamos todos en este día y cada día. No venimos a enseñarte, solo a darte un lugar para que compartas este sentimiento. No somos nada mas que un grupo de amigos que disfrutan de una pasión sin límites y quieren contarla. Por suerte nunca ningún miembro de los Redondos ha confirmado alguno de los mitos que se generaron a su alrededor, lo que hace imposible afirmar lo escrito aquí. Disfruten del viaje, termina cuando ustedes quieran.
jueves, 23 de febrero de 2017
jueves, 9 de febrero de 2017
MANIJA
Si empezamos a revolver en el diccionario que envuelve nuestras mentes, hoy la palabra manija es muy común escucharla. De a poco se fue convirtiendo en el sinónimo más claro para las palabras "ganas", "ansias", etc. Cuando uno tiene ganas de juntarse con amigos, familiares y sabe que pronto lo hará, comienza a "manijearse", a tener más ganas de lo normal.
Ahora trasladando este verbo a nuestra conjugación ricotera, toma otro sentido un poco más profundo. Primero porque casi podemos auto-nombrarnos originarios de la misma ya que somos los mayores exponentes de la palabra. Hay algo más manija que un grupo de ricoteros al enterarse de la salida de un disco? de una misa? Hay algo más manija que un ricotero que viene juntado moneda sobre moneda, controlando sus hábitos más adictivos solo para llegar a hacerse un tatuaje?
Porque digamos, la "manija" de una persona normal, o como preferimos llamar, de los mortales es esas ganas de ir a la cancha a alentar a su equipo, de salir al boliche un sábado con sus amigos o de comprar la entrada para el recital de tal banda que toca la próxima semana (y la otra, y la otra).
Y en parte en esto último reside el meollo de nuestro asunto, muy allá en el tiempo, en la pre-historia de nuestro mundo redondo, la banda tocaba medianamente seguido. A partir de los noventa la banda en su paso a la masividad y lo difícil que era acarrear tal engranaje al organizar un recital multitudinario, comenzaron a hacerse misas mas espaciadas en el tiempo, hasta llegar a nuestra actualidad donde con mucha suerte esperemos tener dos misas este año (y luego a rezar).
Y cambia el sentido de la palabra en nuestro lunfardo ricotero porque dentro de todos los sinónimos que podemos encontrar, tambien lleva una dosis sentimental. Nosotros no tenemos ansias o ganas de ver el show del Indio Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, no. Nosotros vamos a la misa que comienza cuando sale la fecha confirmada, la manija la tenemos mucho antes, cuando atravesamos esa espesa niebla de rumores y versos que hoy abundan en internet, ahí comienzan nuestras ganas, pero cuando sale la fecha, cuando ya tenemos ese ticket mental que borra todos nuestros compromisos del cerebro para ser ocupados por uno solo que sale desde el corazón hasta nuestra piel, ahí empieza la manija ricotera que es la que se impone por sobre el resto.
Porque ese día si no estás al pedo, hueveando en la net y te perdiste la noticia, te llama tu amigo, tu hermano, tu novia, tu hijo, hasta tu vieja para avisarte que confirmaron la fecha. Todo el mundo que te conoce parece querer compartir tu alegría, parece que quisieran ser los primeros en hacerte feliz, porque saben como te pone y apenas lo saben están apurados por llamarte y ser los primeros en contarte la feliz noticia.
Y después sos vos el que reacciona. Dejas todo lo que está haciendo, si tenés una compu a mano te atas a ella, sino comenzas a llamar a aquel amigo enfermo como vos que seguramente puede confirmarte si es real o no. Todo pasa en segundos, todo tu estado de ánimo se modifica como tus planes para los próximos tres o cuatro meses.
Y después comienza la etapa de la planificación, nos transformamos en maquinas de logística turística, investigadores de las rutas más recónditas de nuestro país, aquellas que nos permitan esquivar ciertos ultravioletas (aunque cada vez sea más difícil). En poco tiempo nos recibimos de Boy Scout, y sabemos dentro de nuestra mente como sobrevivir a una misa con un par de monedas y algún fernet que un alma caritativa del barrio pueda donar (acalaramos que esto solo pasa en nuestras mentes, la realidad es totalmente distinta y cuando volvemos a casa parece que hubiésemos atravesado el Sahara caminando y sin agua, todo detalle quedará como trofeo dentro del anecdotario que nos acompañará por el resto de nuestras vidas).
Pasamos de organizar el más rico de los asados a llegar con un sandguche que tiene más pan que fiambre. Pasamos de una caravana de colectivos coche-cama-ejecutivo con servicio a bordo a caminar 30 km, viajar en la caja de un rastrojero modelo 68 y colarse en el tren la otra parte del kilometraje faltante.
Pasamos de todo por llegar, todo en nuestra mente pasa miles de veces en el día, "y si vamos así cuanto ahorramos?". "Ah! pero si me pagan el día tal, podemos llevar una caja de fernet.." "La tía Elsa viaja una semana antes a ver a la abuela, nos colamos con ella y después allá vemos, total quedamos a 90 kilómetros..."
Cuantas de estas cosas pensamos antes de esa semana?
Y nos falta la última arista de esto que llamamos manija: las lágrimas.
Te acordas de miles de cosas antes, los amigos que no están, los familiares que no están. Con quien te queres encontrar que solo lo ves para la misa. Los que te ayudaron a llegar y no son ricoteros. Con quien viajas, ese abrazo que te debes con tal persona y aprovechas ese pequeño pogo en la previa cuando suena "esa estrella era mi lujo" en algún puesto de choris, para abrazarlo fuerte y sin abrir la boca agradecerle todo lo que hizo por vos. Todos detalles que van adornando este evento que nunca sabemos cuando empieza ni cuando termina, solo sabemos el horario del show.
Si hasta la caminata tiene ribetes que nos dejan recuerdos que luego traerán risas y añoranzas: La tierra, el barro, las vueltas, nos perdimos a la salida, me quedé sin un peso, perdí el colectivo, se largó la tormenta, se nos rompió el auto mil veces, llegué sin zapatillas, etc.
Todo pasa por nuestras mentes antes de viajar, miles de sentimientos y sensaciones, recuerdos, deseos, ganas, emociones, todo mezclado dentro de nuestra cabeza y corazón y que se desata en un estallido espiritual al momento de poner el primer pie en el recinto donde se realizará el recital.
Esa es nuestra manija, la ricotera, la más insoportable para el que no la siente y debe bancar a un hermano, pariente o amigo que si. La más linda para aquellos que la sentimos y vivimos con cada nueva reunión. Esa es la manija ricotera, una parte más de nuestra misa.
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