En el principio nos unieron nuestra diferencias y el principio es la mitad de todo. Esquivando golpes andamos por la vida, sin sentido ni destino. El desconsuelo es nuestro compañero diario y la rutina se acostumbra a dejarnos marcas que velozmente son borradas por otros dolores a estrenar.
Se acomodo a lado nuestro esa mala costumbre de besar el piso constantemente y rara vez se aleja para dejarnos respirar. La angustia, la pena, las lágrimas y huir a ocultarnos para desangrar en soledad es moneda corriente.
La tortura de navegar con un claro destino a naufragar eternamente nos carcome la cabeza. El sistema en el que quedamos a la deriva nos devora rápidamente y nos hace presa de nuestras inseguridades, miedos y pesares. La sociedad no nos acepta, nos discrimina y aleja de ellos. Somos los inadaptados que pinchan el culo de este mundo acartonado y que posa en sus propias miserias. Molesta nuestra presencia, prefieren barrernos debajo de la alfombra para no molestar su visión lujosa de perfección y moral. Somos el gran fastidio de la mierda que maneja esta nave.
Y que? Nunca nos resignamos a aceptar sus reglas falsas de ética y decencia que nos ahogan la mente y el espíritu. Nunca acatamos esas reglas de uniformidad de pensamientos y alineamientos materiales.
Y así vamos. Siguiendo el camino forjado a rebeldía por los viejos bohemios que rodaban sin rumbo. Manejando ebrios de pasiones desobedientes y anarcotizados por la poesía sublevada a las mentes cuadradas llenas de rincones oscuros y húmedos. Nos escapamos de esas ordenes que solo nos dejan ser libres al momento de respirar.
Por eso, somos diferentes, únicos y quedamos afuera de su mierda.
Por eso, el primer objetivo vivo que nos mantiene es la búsqueda del placer.
Por eso, mantenemos encendido el fuego eterno de Patricio Rey por mas que su forma este viajando por otras galaxias desde hace mas de una década.
Por eso somos todos Redonditos de Ricota.
Texto: Ricoteros de Alma.
