Aclaración: la siguiente nota está referida a Solari y una frase que dejó en la entrevista con Pergolini. No decimos ni afirmamos que es un enfermo terminal, tampoco sabemos que enfermedad lo aqueja, ni nos interesa, solo nos llamó la atención una frase y como la misma te deja pensando...
Así fueron pasando las cosas. Así se tomaron, de lo mas importante a los menos, depende el ojo de quien lo mire. Los medios son crueles y todos, absolutamente todos, son amarillistas. Para alguien como yo enterarme que por fin van a salir los escritos de "El Delito Americano" es una alegría enorme, ni hablar de poder tener en mis manos "las memorias" de Solari, relatadas por él mismo. Una película que demuestre sus palabras ("estoy detrás de la custodia artística") en hechos, uffff! Ni hablar cuando vi el tráiler, las imágenes, el sonido. Podes leer 100 líneas de la parte técnica, de lo cual no entendes nada. Pero cuando ves cinco segundos de ese tráiler te das cuenta que Solari se sigue dando gustos y nos sigue mimando.
Saquemos al Indio de Oktubre, de Los Redondos, del Tesoro, de las Misas con ciento de miles de almas. Ubiquemos al Solari artista, ese que dibuja, canta, escribe, piensa y vomita verdades, quizás su mayor virtud. Miremos al artista y nada mas, aquel que trabaja solo para auto-complacerse y que milagrosamente haciendo lo que quiere complace a multitudes. "El Indio trabaja obsesivamente". "El Indio tiene fobia". "El Indio gana millones". Así se lo describe en los medios. "El Indio me hace sentir". "El Indio me hace llorar". "El Indio me llena el alma". "El Indio me hace pensar". Así se lo describe en los corazones ricoteros.
Lo que hizo masiva esta pasión, fue la última expresión: "el Indio me hace pensar". Porque empezamos rebuscando las letras, desde aquellos casettes grabados que nos pasábamos entre amigos. La alegría cuando conseguíamos algún recital pirata y ni hablar el tiempo que pasábamos ahorrando para comprar "La mosca y la sopa" o "Lobo suelto".
Y eso es el centro de todo, pensar y sentir y es lo que generan
esas letras. Y también lo generan esas
palabras escritas allá por los 80. Y también lo generan esas palabras en la
conferencia de Olavarria, en el “Submarino amarillo” o en la Rock and Pop. Las
palabras de Solari siempre dejan mella, te dejan pensando, te dejan debatiendo
con vos mismo, te dejan interrogantes. Y de todo lo dicho ayer en esos cuarenta
y pico de minutos junto a Mario Pergolini nos dejó una frase que afirma o
cambia todo lo escrito en su carrera: “La curiosidad es más grande que el miedo”.
A que hacía referencia? A la muerte. Lisa y llanamente. Porque todos tenemos
fecha de vencimiento y con el paso de los años, nuestra mente comienza a
acercarse más a las dudas que antes obviábamos. Porque la visión de Solari, no
solo por las letras de sus canciones, sino también por las entrevistas dadas,
era fría respecto a la muerte. Ni reencarnación ni paraíso. No hay Dios, no hay
vida después de la muerte, todo termina en la vida que tanto nos cuesta vivir,
pero que es casi una obligación vivirla.
Ahora cuando uno atraviesa cierta edad, la cercanía con el fin nos
hace pensar en ese tema y Solari elige una forma de enfrentarla. No tengo miedo
a la muerte, porque me da curiosidad saber que hay después. Deja la
preocupación de lado para tener la chance de conocer que viene después.
Para Solari, una vez más queda demostrado que el conocimiento es más
importante que todo y en este caso, le sirve para desviar la mirada y enfrentar
una última parte de su vida (pueden ser 10 años como 30).
Como siempre el Indio mira un poco más allá del horizonte. Cuando
dedica “Y mientras tanto el sol se muere” a su mujer (quien es creyente) cuanta
un poco como ven pasar los días, como pasa la vida y nada más importa si están
juntos. Eso sí, si tengo razón y Dios no existe no me importa que estés
equivocada, te seguiré amando. Esa es la relación, diferentes pensamientos,
pero el amor por encima de todo.
Así se pasa la vida, no atándose a una creencia de último momento
para tratar de ganar un paraíso, más abierto a que con la muerte se puede
aprender algo, aunque sea tratar de dilucidar eso que siempre mantuvo en velo
al ser humano, “que hay después de la muerte?”.
Por nuestra parte es demasiado lo que nos dio. Nos sentimos
orgullosos de haber estado presente en sus misas, de consumir sus entrevistas y
sus canciones. Estamos orgullosos de haber conocido y tener amigos generados
por la pasión por Los Redondos. Estamos muy orgullosos de haber formado una
familia por el amor a esta pasión. Estamos orgullosos de ser parte de este
viaje.
Pase lo que pase, ladren lo que ladren, eternamente agradecidos de
seguirte.
…fue mi único héroe…