BIENVENIDOS AL GHETTO

Ya no estás solo, estamos todos en este día y cada día. No venimos a enseñarte, solo a darte un lugar para que compartas este sentimiento. No somos nada mas que un grupo de amigos que disfrutan de una pasión sin límites y quieren contarla. Por suerte nunca ningún miembro de los Redondos ha confirmado alguno de los mitos que se generaron a su alrededor, lo que hace imposible afirmar lo escrito aquí. Disfruten del viaje, termina cuando ustedes quieran.


viernes, 21 de marzo de 2014

"Chau Mohicano"






Adiós a una moda (el corte de pelo denominado así por la tribu norteamericana) o adiós a los que usan esa moda, ese corte de pelo, que no son ni mas ni menos, que aquellos pibes que andan rondando las noches, los bares, los vicios, etc. Si, lo se, no es exclusividad de un corte de pelo estas actitudes, pero se usa mucho, demasiado y Solari utiliza esta forma de pintar una noche, una caravana de estos chicos, mediante esta canción. 
Como lo hizo en "Black Russian", cuando dibujaba con palabras la noche de un chico, un cazador, un pibe que sale a bolichear para conseguir el amor fugaz (?) de una mujer de su mismo circulo vicioso, la noche. En este caso es un poco mas duro el golpe, cuando el anterior consumía marihuana y tragos ("black russian" o
ruso negro tiene dos definiciones, una un trago un poco "maraca", según la misma descripción de Solari para la fm "La Mega" y la otra es una planta de marihuana). En este caso, el chico que sale a atravesar la noche y termina atravesado por la misma, basa su vida en los vicios mas fuertes mas duros, la cocaína como principal combustible lo lleva desde la cima hasta el mas profundo de los sótanos en un par de horas, el estado de animo es dominado por la misma y uno, por mas que no quiera, termina siendo dominado por la misma.

"Un par de horas en un bar para olvidar, después el día no podrá con mi sopor".

Ese sopor, esa somnolencia en la que uno entra luego de muchas horas de consumo, no puede llegar a conciliar el sueño, pero tampoco esta realmente despierto, no está lúcido. Así comienza aclarando los pensamientos y como cree que será su día el protagonista de la historia: "noche, un par de horas de bares para olvidar los problemas y mañana nadie me despierta" 

"Dejo a mis ojos ver allí y nada atrapa mi atención, se me hizo piedra el corazón, respiro igual". 

Los ojos son la ventana del alma, en los momentos de locura y consumo uno pierde toda sensación, para quedar duro, rígido, sin gestos, con una mirada perdida. Atentando contra uno mismo de tanto consumir, el cuerpo pierde sensibilidad y el corazón deja de ser el centro de nuestras emociones para ser solo un órgano mas en este cuerpo sin vida propia.
"Mi furia antigua se licuó y me silenció, media sonrisa y poco más… ningún secreto que cuidar".


Todo esto es buscado por la acumulación de bronca, de dolores propinados por el mundo, la sociedad, el sistema o, un simple y común dolor generado por un amor perdido, todo esto desata la furia que nos lleva a pernoctar por la noche, casi sin destino mas que aniquilarse a uno mismo. Ya mis gestos son nulos, apenas puedo llegar a sonreir aunque a nadie le importe eso y con el correr de la noche, lo que al comenzar era un secreto, lo hacíamos a escondidas, ahora nada nos importa y comenzamos a consumir indiscriminadamente y en cualquier lugar.
 
"La cacería terminó, presas no hay".

La noche perdió su sentido y lo que de un principio era una búsqueda de placer y sexo, termina desembocando en consumo, consumo y mas consumo. Nada importa, excusas sobran, ya no quedan mujeres, vamos a seguir tomando cocaína.

"Hay pajaritos… Bravos muchachitos... Hay pajaritos... Bravos muchachitos".

Y si en algún momento Solari utilizo la frase "soldaditos bravos muchachitos", para describir la furia que contenían los niños (y grandes) soldados que defendieron las islas Malvinas, hoy lo utiliza nuevamente para describir la forma de vida de los chicos que están desbordados por el consumo de drogas duras. Obvio, no es lo mismo, ni se compara, pero en ambas situaciones, son jóvenes que a pesar de su corta edad y la inocencia que los envuelve, terminan en una posición donde no pueden defenderse, no tienen las suficientes armas para defenderse del mandato de la sociedad, en aquel momento no tenían ni las capacidades ni el armamento necesario para defenderse de una potencia como Inglaterra, hoy no tienen la capacidad o la contención necesaria para poder zafar del mal que los atrapa, la droga.  

"Me convencí de que es mejor y me hizo bien... Estoy curado, ya sané, me oigo chillar". 


Como si llegará el límite de nuestro cuerpo, el momento de despedirse, sin tentarse por esas viejas palabras que siempre escuchamos cuando estamos tomando "el que abandona no tiene premio". Llega el momento de irnos, de que nuestro cuerpo respire, a lo largo de la noche a pesar de la inconsciencia en que estamos sumergidos por el consumo, muy internamente no estamos orgullosos de ello, por eso la mente va maquinando durante el tramite nocturno y nos quiere empujar a casa, solo allí podremos sanar, descansar.

"Y tengo sueños de ratón y de terraza de hospital, que deliciosa sensación, sofocación. Sin desafíos a cumplir, ya sin temor". 

Este es uno de los viajes, la mezcla de sensaciones y confusas imágenes, el vuelo es alto y la mayor sensación a pesar del deseo de seguir tomando, es la sofocación de tanto consumo, sin miedos, sin objetivos, sin rumbo.

"Dejé mi hocico más feroz, sin mi aliento más bestial, y con más tiempo que beber, calmé mi sed..." 

Llegó el final, a dormir, calmar esa sed "que afiebra", la necesidad de matar el cansancio y descansar sin parar por varios días, perdimos la noción del tiempo, del momento, de los lugares donde estuvimos. Perdimos un poco de vida entre tanto viaje anarcotizados, pero como ya sabemos, esto es rock, y vivir solo cuesta vida.


Texto: Ricoteros De Alma