BIENVENIDOS AL GHETTO

Ya no estás solo, estamos todos en este día y cada día. No venimos a enseñarte, solo a darte un lugar para que compartas este sentimiento. No somos nada mas que un grupo de amigos que disfrutan de una pasión sin límites y quieren contarla. Por suerte nunca ningún miembro de los Redondos ha confirmado alguno de los mitos que se generaron a su alrededor, lo que hace imposible afirmar lo escrito aquí. Disfruten del viaje, termina cuando ustedes quieran.


viernes, 24 de febrero de 2023

LAS DESPEDIDAS SON...

Entre malas noticias a las que nos tiene acostumbrado este mundo, llegó la que preferíamos no escuchar:

El Indio se despidió en una entrevista, de los escenarios y las presentaciones en vivo.

Era algo que todo sabíamos pero no queríamos aceptar, queríamos mantener la esperanza de que su salud mejore y nos volvamos a encontrar en una misa, pero bueno, "that's life".

Ahora bien, primero quiero aclarar que este viaje continua, no lo digo yo, es algo que pasa cada vez que suena un tema de los Redondos en las presentaciones de Skay, en la querida Kermesse Redonda, con las presentaciones de Los Fundamentalistas, con las bandas tributos y hasta en cualquier juntada de esas que se siguen armando en todas partes del país, donde bastan un poco de carne, fuego y un parlante donde suenen los temas que tanto amamos. 

Pero repasando esta parte de nuestras vidas por las que nos unimos y conectamos todos los días, hay dos hechos que ahora se me vienen a la mente y no dejan de resonarme todo el tiempo, con una mezcla de alegría y un poco de nostalgia y tristeza, y paso a contarles...

La primera vez que viaje a ver una misa, no fue por motus propio, sino que me invitaron. Me invitaron sabiendo que me gustaban y que Los Redondos eran mi banda favorita, la que escuchaba siempre, la que me desesperaba cuando me enteraba que salía un cassette nuevo, juntando moneda por moneda para poder comprarlo. Cuando sos un adolescente en los 90, no te resulta tan fácil conseguir dinero. 

Me invitaron y sin tener idea de lo que era una misa, en ese momento en el interior no llegaban muchas noticias del rock nacional, solo nos enterábamos por alguna revista especializada, pero lo único que veíamos eran fotos de las bandas y alguna corta reseña del show. Nada de conocer lo que terminó siendo "el pogo más grande del mundo".

Así que cuando me Sole me dijo "vamos?", lo primero que me salió fue "no sé, queseyó... después vemos". Y así empecé a postergar esa respuesta esquivando el viaje, pensando que volverían a Rosario después de su presentación en La Rural, excusándome con la economía, con el viaje, etc. Pero que pasaba, la invitación venía de Sole, la chica que me gustaba desde hacía años, la que había tiroteado con frases de Los Redondos miles de veces. La que pasaba horas y horas mirando fijo mientras escuchábamos la radio esperando y sonriendo cada vez que sonaba un tema de Patricio Rey. Entonces esa vagancia que me daban los viajes y lo desconocido, comenzó a quedar de lado de a poco, empezando a creer que un viaje corto a ver el recital que tanto soñamos, podía ser el paso fundamental para enamorarnos.

Y así fue, de a poco cada vez que nos veíamos craneabamos lo que iba a ser el posible viaje. Vale aclarar que no teníamos amigos que hayan viajado y cero información de como manejarnos, así que todas nuestras charlas variaban desde lo que íbamos a comer, llevar, usar, etc. Casi como un viaje de egresados.

Y terminamos cayendo en la clásica, "un primo de un amigo del vecino, viaja siempre, vamos a preguntarle". Corrimos con la ansiedad que acumulamos desde el día que le dije "sí, juntemos la plata". Esperábamos que nos diera una clase de táctica y estrategia sobre como viajar a una misa, una especie de guerra misteriosa para la cual nadie estaba preparado y su respuesta fue tan simple que nos dejó descolocados: "en la peatonal está el local que saca colectivos y lleven lo que tengan, todo se comparte".

Estuvimos todo el día pensando si nos tomaba el pelo o si era sincero. Que es esto? Woodstock?  A donde vamos? Con quién vamos a estar? Ya fue, dejemos de pensar y vamos con lo que sea. 

Llegó la noche de partida, llevemos solo lo que  podemos tener en mano, nada importante, nada de bolsos, solo el dinero bien "escondido" y después vemos.

No hubo tiempo para la sorpresa, llegamos a la plaza y eran todos grupos de amigos. Nosotros mirábamos con desconfianza todo, no nos animábamos a hablar con nadie, nos sentíamos los nuevos en el grado. Compramos una cerveza y nos sentamos en el cordón, intencionalmente cerca de un grupo mixto, lo que nos dio más confianza, recuerden que eran los 90 y la tv te inyectaba miedo a cada segundo. 

Instantáneamente, una chica se dio vuelta, nos miró y nos dijo "es la primera vez que viajan por acá?". Esa simple frase fue la clave para que aún hoy, décadas después, nos sigamos juntando finde por medio a comer asado. Ella, que se llamaba Laura, su grupo de amigos con los que viajaba desde dos misas atrás, y yo.

El viaje fue soñado, viajamos cantando y tomando alcohol que ella y sus amigos nos convidaron. Les explicamos que no llevábamos porque no conocíamos el ambiente y el mambo. Obvio que nos entendieron y no les importó, lo importante era compartir el momento. La previa fue increíble, ver gente de todos lados, asados en plena vereda, remeras, banderas, bengalas en la calle, cantos, cantos y más cantos. 

La vuelta fue con cansancio y caras de absoluta satisfacción. Queríamos explicarle a todo el mundo lo que habíamos vivido, y era inexplicable, como la pasión y el amor que sentía por mi Sole. Ah! En ningún momento del viaje hice algo de todo lo que quería hacer y había pensado hacer para estar con ella. Nunca se me cruzó por la cabeza. Estaba tan contento y disfrutando todo, hablando con cualquiera, interrogaba hasta a los vendedores de remeras y choripán. Cuando veía que sus caras pasaban los 40 años, lo ametrallaba con preguntas que con el tiempo vi que eran clásicas en los que primerizos de cada misa. "Cual fue tu primer misa?" "lo viste alguna vez al indio?" "se arma quilombo?".

Lo mejor? Todos te trataban como si te conocieran. En ningún momento vi una cara fea, que no sea uniformada. Fue un viaje perfecto. Pensar que no quería ir y ese viaje terminó cambiando mi vida, les juro. De ahí en más todo se basaba en "cuando vuelven a tocar?", "sale disco nuevo?", "me voy al kiosco que salió una revista con un poster de Los Redondos". Y lo más lindo: "el finde vamos a García" o "el viernes comemos de Laura" y las dos frases seguían con el "venís?" Mis amigos de todo el resto de mi vida los conocí en ese viaje, hoy con 43 años nos hablamos todos los días, seguimos deliberando sobre Los Redondos, viajamos a todos lados a ver al Indio y seguimos elucubrando sobre las letras del Indio y cada vez que hablamos, siempre encontramos una interpretación diferente o una frase que nos deja pensando algo nuevo. 

Ah! A mi "amiga", Sole, siguió siendo mi amiga un poco más y el tiempo más el cambio de amigos y obligaciones, nos empezó a alejar de a poco. Sin decir nada, cada cual siguió su rumbo, igual cada tanto nos cruzamos en algún bar o joda ricotera y ella, no importa con quién esté, siempre me presenta de la misma forma: "con él fui la primera vez a ver los Redondos" y aunque mis amigos me digan que no, yo veo como sus ojos brillan más, cada vez que lo dice. 

El segundo hecho, se los cuento en la próxima. 

Aguanten Los Redondos, el Indio y las milanesas de la vieja.