BIENVENIDOS AL GHETTO

Ya no estás solo, estamos todos en este día y cada día. No venimos a enseñarte, solo a darte un lugar para que compartas este sentimiento. No somos nada mas que un grupo de amigos que disfrutan de una pasión sin límites y quieren contarla. Por suerte nunca ningún miembro de los Redondos ha confirmado alguno de los mitos que se generaron a su alrededor, lo que hace imposible afirmar lo escrito aquí. Disfruten del viaje, termina cuando ustedes quieran.


lunes, 12 de marzo de 2018

UN AÑO DE OLAVARRÍA.

La historia del casamiento con mi mujer arranca un par de años antes, cuando hablando con un amigo, un gran amigo que teníamos decidimos casarnos, pero no un casamiento normal, sino que habíamos pensado hacerlo en una misa, llevar comida (o lo que tengamos en ese momento), invitar a los amigos no hacía falta porque todos iban a estar ahí y el que iba a oficiar de cura en ese momento, era nuestro amigo, que encima que era grandote y con sobrepeso, lo teníamos pensado disfrazar un poco al estilo "El Doce", aquel personaje que repartía los buñuelitos durantes las primeras misas de Patricio Rey.
Como es la vida, ya hace un par de años, nuestro amigo Jose Luis "Chicho", falleció. Un gran dolor de esos que no se curan fácilmente, era una de esas personas que todos quieren, que no tiene problemas con nadie, que entristeció a todo el mundo redondo con su partida.
Pasó Tandil y fue la primer misa con vos pogueando desde las plateas más altas, con esa mezcla de alegría y extrañarte, una nueva misa legendaria se nos escapaba.
Cuando salió la fecha de Olavarría con mi mujer se nos ocurrió que era un buen momento para cumplir con esa fantasía de casarnos en la misa, pero decidimos modificar un poco la idea porque no teníamos a nuestro amigo que iba a ser el cura de la boda, por eso decidimos hacerla legal, casarnos ante la ley de los mortales y celebrar la luna de miel en la misa.
Todo preparado para casarnos el ocho de marzo y el nueve salir de luna de miel con destino a Olavarría.
Con mi mujer nos conocimos por el Indio Solari, de no ser por él nunca nos hubiésemos cruzado, ella de Buenos Aires, yo de Rosario. Mis amigos preparados para venir primero a nuestra boda y luego tambien partir a la misa. Todos con la mente puesta en Olavarría.
Anillos puestos, partimos a Retiro y luego seguimos a Olavarría, era increíble la cantidad de gente, mucho más que en las misas anteriores. Gente, gente, gente. Estuvimos en las anteriores, pero es como que cada vez te sorprende más la cantidad. Te hace sentir que somos una ciudad formada íntegramente por ricoteros. 
Alquilamos una casa de familia, donde éramos como veinte personas, aunque a medida que pasaban las horas seguía cayendo gente. De 15 que arrancamos el jueves, al domingo éramos como 40 y no conocíamos ni a la mitad. Llegó a tal punto el amontonamiento, que en realidad ninguna de las noches dormí con mi esposa, termine durmiendo con mi amigo Jorgito, mientras mi mujer dormía con dos de mis amigas. Si, terminó siendo una comunidad ricotera, dentro de la casa.
Llegó el sábado y la verdad fue todo perfecto, hasta la lluvia hizo que todo fuera un poco más épico. Saltar y cantar bajo la lluvia en esas peregrinaciones con destino a la Colmena fueron inolvidables. Parece que te conoces a todos, que compartis con todos. Vas caminando y hablando con cualquiera como si fueran íntimos desde la niñez.
Entramos al predio sin problemas, frase que podríamos usar para toda el fin de semana: sin problemas. Entramos a las 18, tomamos un par de tragos, cantamos, nos emocionamos, fumamos. Todo eso y todavía ni siquiera había empezado el show.
No les voy a mentir, tristemente la lista ya la sabía de antemano, pero eso no quita que me estalle la cabeza cuando comenzó con Barba Azul. El empuje que metieron los Fundamentalistas de arranque, fue increíble.
Otra cosa que nos pasó, siempre recordando a nuestro amigo, fue que tiempo antes en una de las publicaciones de Virumancia, le comenté casi con vergüenza, que uno de los temas favoritos de nuestro amigo fallecido era "Esa estrella era mi lujo", que si la tocaban sería un gran recuerdo para una gran persona. Imaginen las sensaciones cuando comenzó a sonar, nos abrazamos, lloramos a moco tendido, cantamos como si desde las plateas más altas nos pudiera escuchar. El momento más emocionante de todas las misas. Yo no sé si Virginia lo leyó al comentario, mucho menos si el Indio lo leyó o fue pura casualidad, pero a veces las casualidades hacen más hermosa esta vida.
Los problemas y complicaciones los vimos de costado, escuchamos al Indio enojado, como nunca. Pero no pensamos que era para tanto. Estábamos en la primer torre, disfrutamos el show, cantamos, bailamos, nada de lo malo que dijeron los medios nos pasó ni de lejos.
La misa para nosotros fue hermosa y normal. En el final con JiJiJi, tenía a dos metros atrás una chica en silla de ruedas, que con un desconocido abrazamos para aguantar un poco el pogo, fue una sensación increíble verle la cara, su pogo iba por dentro, su sonrisa.
Como les dije antes, la lista la había visto, lo que me extrañaba era la presencia de "Mi perro dinamita" al final, pensamos que solo figuraba ahí por que estaba mal acomodada o algo así. Durante la misa, eso lo perdes de vista, no te pones a contar cuál tema pasó y cuál no. Por eso, como de costumbre en JiJiJi, dejas todo, alma y vida en ese tema, como si fueran los últimos segundo de un superclásico. Sabes que no podes escatimar fuerzas. A morir. Y así quedas. Ahora, cuando en ese último suspiro, cuando pensas que todo termina, el Indio pega un aullido e inmediatamente los Fundamentalistas pegan "Mi perro dinamita", no se de donde salen fuerzas y pegas otro salto y volves a cantar y saltar como si recién arrancara todo.
Terminó y todo siguió con normalidad. Salimos caminando tranquilos, cansados como toda esa masa de zombies que se mueven al mismo ritmo, apenas hablando y aumentando el hambre con cada paso que das. En una hora y media estábamos en la casa y nos enteramos de todo eso que contaban los medios y nunca vimos: la tragedia. Nos encargamos de llamar a las familias y listo, a tratar de bajar la manija.
Todo para nosotros fue normal, fue tranquilo. Obvio hubo problemas, obvio va a haber robos, borrachos, chicos perdidos por los colectivos, chicos que no controlan lo que consumen. Obvio, somos medio millón de personas en una pequeña ciudad. Los problemas son inevitables, pero lejos estuvimos de pasarla mal. Fue el más encantador de los infiernos, con todo lo épico de estas peregrinaciones, con todo lo emocionante de las misas. Con todo lo que este público respetable merece.
No somos santos ni demonios, solo un grupo de gente que encuentra en la misa, una cura a muchos de sus males. No es el Indio un sanador, es el ambiente que te hace olvidar de todo y te pone en trance durante una semana. Y eso no se encuentra en otro lado.
Ojalá vuelva a tocar y sino, seguiremos consumiendo su obra, juntandonos entre amigos, asado de por medio, rock y anécdotas, como lo hicimos toda la vida.

 Chicho, pensando en vos siempre, siempre extrañandote.