BIENVENIDOS AL GHETTO

Ya no estás solo, estamos todos en este día y cada día. No venimos a enseñarte, solo a darte un lugar para que compartas este sentimiento. No somos nada mas que un grupo de amigos que disfrutan de una pasión sin límites y quieren contarla. Por suerte nunca ningún miembro de los Redondos ha confirmado alguno de los mitos que se generaron a su alrededor, lo que hace imposible afirmar lo escrito aquí. Disfruten del viaje, termina cuando ustedes quieran.


jueves, 19 de abril de 2018

Yo sabía..

Un día te anuncian la fecha, te agarra una emoción increíble. Empiezas a hacer mil planes, te manijeas, llamas a todos, queres gritarle al mundo cuando viajas, en que, que vas a comer, el asado, el fernet, el vino. Con quién vas, a donde nos encontramos? Esas sensaciones que desatan las bandas de rock en la gente y en los desangelados, mucho más.
El Indio en la suspensión de Olavarría lo describió claramente, los llamados desangelados, prácticamente toman como sus vacaciones esas escapadas a la misa, como su única distracción. Los desangelados no tienen ni tiempo, ni dinero para pasar 15 días en el mar o las sierras. Hemos perdido trabajos, parejas, nos hemos perdidos cumpleaños de familiares por viajar a una misa, aniversarios.
Hemos dejado todo de lado por ser felices a nuestra manera. Muchas veces sin dinero, solo pasaje y entrada. Que una persona puede ser feliz sin un peso, viajando incómodo, sin dormir, con hambre, dejando familiares, novia, esposa, enojados, sabiendo que tiene que pasar más de un día con la misma ropa, sin bañarte. Que una persona haga todos esos sacrificios para pasar dos horas viendo una banda, no tiene explicación, por eso se define exclusivamente como un sentimiento.
Ahora, imaginate lo que pasa por la cabeza de un chico cuando se entera de que sus vacaciones, su escapada a la realidad ya tiene fecha? Cómo se siente un chico que sabe que su felicidad máxima tiene fecha? Eso es lo que nos pasa en la previa a ese día, todo lo que sentimos y vivimos en los días previos.
Ahora nos ponemos en el lugar del otro, del que queda en casa. Imaginate como se pone tu vieja, tu hermana, tu abuela, tu novia, cuando te vas uno o dos días sin un peso a cientos de kilómetros de distancia de tu hogar?
La misa tiene eso. Nos reúne a todos los ricoteros, con miles de familias que se quedan en casa preocupados por como estamos o cuando volvemos. Sobretodo con los antecedentes de la policía argentina.
Por eso, hoy como cada 19 de abril, me pongo en el lugar de Walter (encima me llamo igual). Como se habrá sentido en esa semana previa, lo contento, las ganas, ese de boca en boca que se vivía en aquella época, en el momento en que un amigo le dijo "tocan los redó". Encima ves su cara en las fotos y no te imaginas maldad o vandalismo, como nos quisieron hacer creer. Ves ternura y sueños. Ves humildad y necesidades. Ves miles de sensaciones, sentimientos, pero no ves un final.
Lo veo y me imagino un niño, yendo a una fiesta y que de golpe aparece un monstruo más grande, con poder, a llevárselo. Un monstruo que le está robando su fiesta, su misa. Sin motivos.
Cómo entender que alguien puede ser tan malo? Como no se puso a pensar en su familia, sus amigos? Como no pensó ese comisario en que solo era un adolescente?
Y tantos años después, ahora me toca ser padre y me pongo en lugar de la abuelita. Primero ves las noticias, tan amarillas y rojas que solo asustan. Preferis evitarlas, porque sabes que son siempre igual, los medios van al recital a buscar quilombo, necesitan vender. Pero después, no aparece y el reloj pasa rapidísimo. Las horas vuelan y no hay noticias. La desesperación es inimaginable. 
Ese 19 Walter no llegó a la misa. Al otro día Walter no llegó a su casa. Con sus 17 años Walter no volvió a la escuela para terminar quinto año en el Colegio Nacional Rivadavia. Tampoco fue al Campo Municipal de Golf, donde trabajaba. Con 17 años, a Walter lo mató la policía, sin excusas, sin compasión, lo mataron a golpes.
Nos quedó el ejemplo de su abuela que luchó incansablemente para que sus asesinos, con el comisario Espósito a la cabeza, sean juzgados y por problemas de salud no pudo presenciar la sentencia (de 3 años) al comisario.
Walter fue a ser feliz, como cualquiera de los miles que en cada misa agarramos la mochila y salimos a la ruta para encontrarnos con nuestro ídolo y nuestra familia pagana. Pero no volvió. Eso paso hace mucho tiempo, en la infame década de los 90, gobernada por el Neoliberalismo Menemista que dejó al país y, en especial a la juventud, en ruinas. Más acá en el tiempo las cosas lejos están de mejorar. Más acá en el tiempo, las campañas a favor del gatillo fácil y la represión son constantes y hasta los jóvenes se ven envueltos en esos "juegos de trolls" apoyando la mano dura, como si estuviéramos exentos de esos ataques. Casi 30 años después la gente enaltece a un policía que asesina a un niño de 11 años, por creer que ser "negro", es equivalente a ser "asesino". Tiempo después se prueba que el policía que asesinó a ese niño había consumido cocaína, pero ya los medios casi ni hablan del tema.
Se que desde el poder, los millonarios de turno celebran cada muerte a manos de un miembro de las fuerzas de seguridad, de hecho lo demostraron públicamente. Pero nosotros, los ricoteros, los rockeros, los jóvenes (en este último grupo no me incluyo), debemos alzar la voz al ver estos casos, investigar, no dejarnos llenar la cabeza, ver por nuestros propios ojos lo que pasa. Ser un rockero no te hace un peligro para la sociedad, ni ser un hippie, ni ser indígena, ni siquiera ESTAR ENFRENTADO AL SISTEMA. Solo sos un miembro más y tenes derechos como todos.
Creo que van a pasar años y voy a seguir tratando de imaginar que pasaba por la mente de Walter cuando estaba entre medio de esos policías. Nunca entenderé que pasaba por la mente de esos policías en ese momento.
Hoy sigo pensando en su familia, sus amigos, sus compañeros. Cada abril es una lágrima. Cada "Juguetes perdidos" es un abrazo, una mirada al cielo, un llanto. Ojalá para nosotros siga siendo bandera y no recuerdo. Que nos sirva para no bajar los brazos ante la brutalidad policial y que nos acomode las ideas, para ver que el peligro, está vestido de azul y no con toppers y remera negra.

Yo sabía que a Walter lo mató la policía.



A la banda de Aldo Bonzi, LOS REDONDOS SABEMOS DONDE TENEMOS EL DOLOR...